Montag, 6. April 2009

La siesta

No abrir los ojos, seguir soñando idioteces.
Supermanes que no vuelan, saltando por la escalera.
Enanos de lengua negra y afilados dientes aseando su propia parcela de césped.
Soldaditos de plomo hacen fila para saludarte.
Personajes oscuros te persiguen sin motivo a través de mil y un paisajes.
Pero al final despiertas, como siempre.
Te está mirando fijamente.
Observas sus ojos azules (con algún tono gris), su piel blanca,
el contorno de su espalda, su gesto amable, un seno turgente.
Bajo las sábanas huele a los juegos de antes.
Y consigues perdonarles: a supermán, a los enanos y a los putos soldados.
Y al mundo.
Parte amistoso (ya nos veremos mas adelante).
Te levantas, te desperezas y te llevas a la boca un trozo de chocolate.
Miras por la ventana, la tarde avanzada,
sobre los campos no mas de cuatro rayos ocres.
Expectante, olisqueas el aire y piensas, ¿qué habrá de cenar esta noche?